domingo, junio 05, 2005

Pelicula: "Lundi Matin"


Todos los lunes por la mañana Vincent empieza la misma monótona rutina. Una hora y media de viaje sin fumar a un trabajo nada estimulante en una fábrica. De vuelta a casa, las obligaciones familiares interrumpen siempre su pasión por la pintura. ¡Vincent ya no puede con otros lunes por la mañana! Está harto de la fábrica, de la mujer y de los hijos, de las incompren-sibles contradicciones y de un pueblo con inesperadas excentricidades... El viejo Albert hace el mismo camino cada día. El cartero lee el correo de todo el mundo. El cura no aparta los ojos de las mujeres del pueblo. Un avaro granjero instala un sistema de alarma más. Los jóvenes andan de acá para allá en bici, charlando de lo primero que les viene a la cabeza, simplemente para que la vida sea más interesante... Un día Vincent decide ver un poco de mundo y viaja a Venecia. Quizás encuentre exactamente lo que falta en su vida...

Critica:
Con el grandísimo privilegio de poder hacer exactamente el cine que le apetece hacer y con el honor de pertenecer al grupo selecto de los que saben hacerlo bien, Otar Iosseliani ha vuelto a desplegar su insólito talento, su grandísima jovialidad en la dirección y en la interpretación, en el terreno de un festival, y ha conseguido con su nueva película, "Lundi Matin", convertirse en el favorito al Oso de Oro.

Casi sin diálogos, con un argumento mínimo, por no decir inexistente, esta película em-prende la arriesgada y ardua tarea de soste-ner dos horas de metraje a base de un anec-dotario curiosísimo, lleno de gracia, de en-canto y de costumbrismo, que se distribuye con fluidez y genialidad a lo largo de todo el metraje. El título nos sugiere lo que su traducción indica: la desgana de un lunes por la mañana, de ese reinicio de una semana que va a ser exactamente igual que la anterior, esa vuelta a la rutina tras el descanso dominical. Y Iosseliani nos propone una cotidianidad absolutamente rabiosa de frescura en la multitud de matices que presenta, en la que las excentricidades, las adorables locuras de un pequeño pueblo, colman una primera hora de película absolutamente genial. Fábricas en las que se fuma clandestinamente, iglesias en las que un aficiona-do retrata a San Jorge, hombres que se travisten para su trabajo... Una idio-sincrasia de lo más particular e inteligente que nos trae los mejores recuerdos de Luis Buñuel. Y al igual que el gran maestro aragonés, Iosseliani lanza men-sajes casi de manera subliminal, nos ofrece la materia prima para que el es-pectador rumie el filme y estimule su capacidad intelectual durante varias horas e incluso días tras la proyección.

Como ya ha quedado dicho, el director georgia-no da a las palabras un uso muy escaso, pero también inverso a la función que cumplen en las películas convencionales. En esta ocasión, las palabras son utilizadas como elemento deco-rativo, sin ningún tipo de cualidad semántica. Se puede decir que "Lundi matin" es una película mu-da, en la que la acción se desarrolla por la ejecución de la misma, no por la comunicación. No necesitan hablar, ya saben lo que ha ocurrido, lo que ocurre y lo que ocurrirá, y son las formalidades lo único que todavía es expresado, aunque ya se aprecia un cierto desuso. Eso imprime en la ligereza y lo lúdico de la película un ambiente enrarecido por la decrepitud y el pesimismo, por la abulia y la desilusión.

Es una lástima que al cabo de una hora y cuarto de proyección, el ritmo y la grandeza del desarro-llo decaigan, quizá porque la fórmula se agota, y es allí donde sí que echamos de menos un argu-mento, como ya lo había en "¡Adiós, tierra firme!", la anterior y magnífica obra de Iosseliani. Una lí-nea argumental hubiera ayudado a seguir la pelí-cula con más interés en cada minuto de su duración, pero no hay duda de que en su dispersión y en su puntualidad, "Lundi matin" es una obra que ofrece momentos de suma brillantez, de agudeza única, de vitalidad sorprenden-te en un director tan veterano. Con su loable concatenación de ideas espléndi-das, con su metralleta de sarcasmo y perspicacia, la película se convierte en una de las más sobresalientes, inteligentes, agradables y, ante todo, galardo-nables de esta edición.